- Repetir conversaciones en la mente: un hábito común.
- Cuando nuestra mente reproduce una conversación, puede deberse a no haber expresado adecuadamente lo que sentimos.
- Esta repetición puede ser un intento de encontrar resolución y comprensión en interacciones sociales fallidas.
Reproducir en nuestra mente una conversación que hemos tenido con alguien, ya sea una frase, una expresión o incluso una sola palabra, es un hábito más común de lo que parece. Este proceso de rumiación mental no refleja la realidad de manera fiel, sino que se convierte en un intento de diseccionar cada verbo y gesto, escudriñando los matices de una interacción pasada en un ciclo de análisis y reflexión.
Lucía Fernández Pastor, directora del centro de psicología Tu Mente en Madrid, explica que cuando nuestra mente reproduce una conversación, puede deberse a no haber expresado adecuadamente lo que sentimos. A través de esta representación imaginaria, buscamos resolver lo que ha quedado inconcluso. Según Sonia Castro, psicóloga clínica del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), la reproducción de palabras ya expresadas ayuda a comprender mejor la situación y a revisar nuestras actitudes, así como las del otro.
Sin embargo, cuando la preocupación se vuelve excesiva, aparece la rumiación mental, caracterizada por la repetición automática de ciertas frases o eventos, creando un ruido mental de fondo. Aunque el DSM-5 no considera la rumiación mental como un trastorno, sí la asocia con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que implica pensamientos intrusivos y repetitivos.
Causas de la rumiación: emociones no resueltas y miedo al rechazo
Fernández Pastor identifica las emociones no resueltas o las palabras no dichas como catalizadores de las conversaciones imaginarias. Esta repetición puede ser un intento de encontrar resolución y comprensión en interacciones sociales fallidas. Por otro lado, el miedo al rechazo social también impulsa a las personas a sobrepensar situaciones. La búsqueda de aprobación puede llevar a la preocupación excesiva por malentendidos o juicios negativos.
Silvia Dal Ben, psicóloga clínica en Unobravo, sostiene que los pensamientos rumiantes son estrategias que la mente utiliza para gestionar estados de ánimo angustiantes. Reconocer estos pensamientos es el primer paso para abordarlos, y compartir las preocupaciones con alguien cercano puede ser muy útil.
Estrategias para manejar la rumiación
Una de las estrategias más efectivas es llevar un diario de reflexión sobre las conversaciones. Anotar puntos clave ayuda a identificar patrones en las interacciones y áreas de mejora. Aunque repetir diálogos en la cabeza puede parecer inofensivo, puede llevar a la sobreanálisis y afectar negativamente las relaciones.
Reconocer las motivaciones detrás de la rumiación es fundamental para liberarse de este ciclo y vivir el presente con confianza. Como concluye Sonia Castro, al entender las causas subyacentes, podemos reducir la rumiación y mejorar nuestras conexiones interpersonales.
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