- Cateo en viviendas revela 20 restos humanos
- La escalofriante incursión reveló huesos dispersos y cinco cráneos.
- Este nuevo giro en la investigación solo intensifica la indignación y la consternación que embarga a la ciudad.
En un giro macabro de los eventos que conmocionaron a la Ciudad de México, elementos de la Fiscalía General de Justicia irrumpieron en tres domicilios vinculados a Mario Cortés, el químico farmacobiólogo bajo custodia por el brutal asesinato de María José, una joven de 17 años, en la alcaldía Iztacalco.
Lo que descubrieron fue más allá de cualquier imaginación: 20 restos humanos.
La escalofriante incursión reveló huesos dispersos y cinco cráneos, sugiriendo una inquietante narrativa de al menos siete individuos involucrados.
A medida que los investigadores abordan este sombrío hallazgo, el misterio se espesa con preguntas sobre la identidad y las circunstancias de las víctimas. ¿Hombres o mujeres? ¿Víctimas de homicidio o de otra índole? Estas interrogantes atizan la angustia y la urgencia por respuestas.
Además de los restos, el cateo descubrió un inquietante conjunto de objetos, incluyendo material quirúrgico y una variedad de productos químicos.
Estos elementos abren un abanico de hipótesis perturbadoras, incluida la posibilidad de que algunas de las osamentas hayan sido utilizadas con fines científicos o médicos.
Cateo en viviendas revela 20 restos humanos
Como parte de la meticulosa investigación en curso, se están llevando a cabo pruebas genéticas exhaustivas sobre los restos encontrados en las propiedades del presunto feminicida.
Los resultados de estas pruebas serán cotejados con el Banco de ADN de la Fiscalía Capitalina en un esfuerzo por desentrañar la identidad de las víctimas y arrojar luz sobre sus trágicos destinos.
El recuerdo del terrible martes pasado en la alcaldía Iztacalco se cierne sobre la comunidad, donde Mario Cortés ingresó al hogar de María José, perpetrando un acto de violencia que segó su joven vida y dejó a su madre gravemente herida, actualmente luchando por su recuperación en un hospital cercano.
Este nuevo giro en la investigación solo intensifica la indignación y la consternación que embarga a la ciudad.
En medio de esta desgarradora revelación, la justicia se encuentra en una carrera contrarreloj por desentrañar los misterios ocultos detrás de estos restos humanos, brindando el cierre necesario a las familias devastadas y asegurando que los culpables sean llevados ante la ley.
La sombra de la tragedia se cierne sobre la metrópolis, mientras la búsqueda de respuestas y justicia continúa en un esfuerzo por restaurar la paz y la seguridad en la comunidad.







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