El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, desató una polémica internacional al calificar al presidente ruso, Vladímir Putin, como un «loco hijo de puta» durante un evento de recaudación de fondos en San Francisco. Este insulto, pronunciado en medio de su gira por California para financiar su campaña de reelección, ha generado repercusiones tanto en el ámbito político como diplomático.
Biden, conocido por sus salidas de tono, no es ajeno a este tipo de controversias. Previamente, en enero de 2022, había utilizado el mismo insulto contra un periodista de Fox News en la Casa Blanca, y durante su campaña electoral en 2020, lanzó insultos públicos a un trabajador de una fábrica en Michigan.
Los ataques verbales de Biden no se limitan solo a Putin. En la semana anterior al último episodio, había culpado a Putin y «sus matones» de la muerte del líder opositor ruso Alexéi Navalni, un hecho que ha sido refutado por el Kremlin.
La respuesta del presidente ruso no se hizo esperar. Putin calificó los comentarios de Biden como «groseros» y expresó su preferencia porque el mandatario estadounidense sea reelegido en lugar de Donald Trump. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, condenó el lenguaje utilizado por Biden, señalando que no contribuye a la imagen de Estados Unidos en la arena internacional.
Este intercambio verbal tenso entre los líderes de dos potencias mundiales ha generado un debate sobre el papel de la diplomacia en la era moderna y ha dejado en evidencia las tensiones existentes entre Estados Unidos y Rusia.
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