La controversia se desató cuando Mark Zuckerberg, presidente de Meta, adquirió tierras en la isla hawaiana de Kauai en 2014 por 156 millones de euros, marcando el inicio de un proyecto inmobiliario que ha generado críticas y desconfianza.
Lo que inicialmente se percibió como la construcción de una residencia modesta se ha revelado como un ambicioso proyecto que incluye un extenso terreno de 500 hectáreas, con más de una docena de edificios, mansiones, gimnasio, sauna, jacuzzi, spa, piscina, cancha de tenis y hasta casas en los árboles en forma de disco.
Wired, tras acceder a planos disponibles públicamente, desvela detalles inéditos sobre el complejo, resaltando la presencia de un refugio subterráneo de casi 500 metros cuadrados con una compuerta a prueba de explosiones. Aunque la magnitud de la inversión es difícil de calcular, se estima en un mínimo de 92 millones de euros, además de los 156 millones pagados por el terreno, convirtiéndolo en la obra civil más grande de la isla.
La reacción global fue negativa desde el principio, con una petición en Change.org que recopiló un millón de firmas denunciando el supuesto «colonialismo» de Zuckerberg en Hawái.
La comunidad local también expresó su descontento, alegando que el proyecto altera la vida en la isla «jardín». La oposición se intensificó cuando se conocieron los planes subterráneos del proyecto, incluyendo un refugio y una puerta a prueba de explosiones.
En respuesta a las críticas, Zuckerberg ha optado por convertirse en el principal benefactor de la isla, donando grandes sumas a organizaciones benéficas y proyectos locales.
A pesar de la generosidad, persisten las dudas sobre las intenciones reales detrás del proyecto y su impacto en la comunidad local. A través de donaciones, Zuckerberg ha ganado influencia y ha transformado la percepción de muchos, pero las preguntas sobre la necesidad de tal cantidad de recursos para obras benéficas en una isla paradisíaca persisten.







0 comentarios